El abrazo, una expresión universal de afecto, no es del agrado de todos. Esto dice la psicología sobre por qué algunas personas evitan el contacto físico.

Un abrazo simboliza cercanía, afecto y conexión emocional. Es una forma de comunicación no verbal que transmite emociones como amor, simpatía o incluso incomodidad. Según diversos estudios, el contacto físico es fundamental para el desarrollo emocional y psicológico, especialmente en los niños. Sin embargo, no todas las personas se sienten cómodas con este tipo de interacción.

PUEDES VER: ¿Qué significa que una persona no sea puntual? Esto dice la psicología

La influencia del estilo de crianza

De acuerdo con la Dra. Suzanne Degges-White, el entorno familiar y la socialización temprana pueden influir en la aversión al contacto físico. Si un niño crece en un hogar donde no se expresan muestras de afecto físico, es probable que desarrolle este patrón en su vida adulta, evitando los abrazos como resultado de su estilo de crianza.

La relación con la autoestima

La autoestima también juega un papel clave en la disposición al contacto físico. Las personas con mayor confianza en sí mismas suelen sentirse más cómodas con los abrazos, mientras que quienes tienen problemas de autoestima pueden evitarlos. Según Degges-White, esto podría estar relacionado con miedos subyacentes al contacto físico, que incluso pueden desencadenar reacciones emocionales intensas como el llanto.

(Foto: Freepik)

Ansiedad, depresión y traumas

La aversión a los abrazos puede estar vinculada a trastornos de salud mental como ansiedad, depresión o estrés postraumático. Además, experiencias traumáticas como abusos físicos o sexuales pueden generar rechazo al contacto físico, llegando en algunos casos a desarrollar hafefobia, un miedo extremo al contacto humano.

PUEDES VER: ¿Qué significa que una persona pueda doblar la lengua? Esto dice la psicología

Espacio personal y miedos subyacentes

Algunas personas sienten que un abrazo invade su espacio personal, lo que puede generar incomodidad o sensación de amenaza. En otros casos, el rechazo podría estar relacionado con una germofobia leve o miedo a los gérmenes, lo que refuerza su negativa a este tipo de interacción.

Factores culturales y estilo de apego

La aversión a los abrazos también puede explicarse por diferencias culturales o por un estilo de apego inseguro desarrollado en la infancia. Según la teoría del apego de John Bowlby, los niños que crecen sin muestras de afecto físico pueden asociar negativamente el contacto físico. Además, en algunas culturas, como en Asia o Finlandia, los abrazos no forman parte de las costumbres sociales, lo que refuerza esta resistencia al contacto.

En definitiva, no gustar de los abrazos puede responder a múltiples factores, desde experiencias personales hasta influencias culturales, pero entender sus causas es un paso hacia la empatía y el respeto por los límites individuales.

¡Escucha Radio Moda, te mueve, en vivo en OIGO, nuestra app oficial y entérate de las últimas noticias de tus artistas favoritos y su música!